martes, 8 de febrero de 2011

Max Frost and The Troopers - The Shape of things to come

No me googleis el nombre de este grupo para bajaros sus discos. "Max y los demás" no eran más que un grupo ficticio protagonista del clásico del cine teen-explotation "Wild in the Street". En la peli la banda vivía a cuerpo de rey bohemio alojados en una mansión que no se sabía muy bien de quien era. Cumplía los requisitos para ser el sueño adolescente de todos nosotros, vivir como un marajá en una casa medio okupa rodeado de tu pandilla de colegones. Revueltos y rebeldes. Hiperbólica en las formas y en la trama, el cine explotation no se anda con chiquitas, narra la historia de cómo el grupo de amigos empachados de injusticias sociales clichè acaba convocando la revolución entre la juventud a grito de "los treinteañeros a la calle". 




Obviamente esta recreación de protesta juvenil con un país del mundo occidental como escenario no puede haberse parido hace menos de 30 años. Todos esos movimientos con un tonillo de esperanza en el nombre con el que pasarán a la historia acabaron al ritmo de la ascensión del neoliberalismo y los capitales per cápita en nuestro mundo. Hoy en día, pese a los nefastos políticos que nos representan, la corrupción en la que se revuelcan, los pufos que crean en la economía y las injusticias para con los países más empobrecidos lideran, nadie se molestaría ni en crear una leve parodia burlesca sobre la revolución del pueblo contra los estamentos gubernamentales. 

Parece que estamos tan anquilosados en nuestro confort esponsorizado por Ikea que ni los artistas encuentran el levantamiento ciudadano como un tema motivador para su apetito creativo. ¿Tanto tenemos que perder como para haber dejado hasta de fantasear con la siempre reconfortante idea de revelarnos frente al opresor? ¿O debería decir dirigentes? En cuanto la sociedad recibe la ya desvencijada etiqueta de "democracia", los que nos gobiernan por su propio interés pasan a recibir un trato bastante más benigno.

En cambio, al otro lado del Mediterráneo y en la esfera de lo real, nada de ficciones esta vez, naciones enteras se lanzan a la calle y se la juegan para ganarle la partida a los tiranos (ahora sí que el epíteto goza del respaldo de todos) que han atado sus manos durante décadas impidiéndoles abrazar sus pretensiones de libertad. La cual no creo que en su imaginario común se vea representada por un mayor número de bienes materiales a los que tener acceso, si no por la apreciada lista de beneficios sociales, derechos y libertades individuales... ¿que tenemos en Occidente?




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